Romería de Torrijos

ROMERÍA DE TORRIJOS

El Hallazgo del Cristo de Torrijos el 29 de Septiembre de 1600, supone un gran acontecimiento para el centenar de vecinos de Valencina y para los pueblos de la comarca, organizándose a partir de entonces romerías y peregrinaciones que convirtieron la Capilla de Torrijos, donde fue entronizado el Santo Cristo, en uno de los centros de mayor devoción de la comarca, sobre todo durante el mes de Octubre, la devoción al Cristo de Torrijos se extendió tanto, que el 4 de Septiembre de 1795el Papa Pio VI concede Indulgencia Plenaria a todo el que visitase la Capilla desde las primeras vísperas del día del Arcángel San Miguel hasta la puesta del Sol del día de su fiesta.  Esta devoción trajo como consecuencia el nacimiento de importantes romerías, que se extendían durante todos los domingos del mes de octubre, eran los llamados Carros de Torrijos, de los cuales nos han dejado constancia importantes autores de la talle de Gonzalo de Bilbao, Gustavo A. Bécquer, Muñoz San Román, etc.

Pero es en el año 1922 cuando se le ocurre al sacristán D. Raimundo Pabón la idea de llevar a la Virgen de la Estrella en Romería a la Hacienda de Torrijos el segundo domingo de Octubre en una carreta improvisada, acompañada de jinetes y carros engalanados. Tras diversas reuniones y gracias a la colaboración de las Hermanas del Mes de María, la celebración de la romería se hizo oficial el año 1923, tras el beneplácito del párroco D. Andrés Guillen Morales.

En todo momento se contó con la colaboración de D. Emilio Torres “El Bomba”, quien prestó una carreta de labor a la que instalaron un palio blanco realizado con un mantón de Manila, que iba tirada por los bueyes “Ramito” y “Avellano”.

Los primeros años la Virgen se quedaba en su carreta en el patio central de la hacienda, posteriormente se consiguió introducir a la imagen en el llamado patio de los jazmines y tras unas reformas en la capilla se coloca a la Virgen en su interior, accediéndose por la puerta que da al anteriormente citado patio de los jazmines.

Desde los primeros años acompañaba a la Romería la Banda del Regimiento Soria, dirigido por el maestro López Farfán, quien en el año 1925 estrena en nuestra Romería la marcha “Estrella Sublime”. En estos primeros años la Virgen lucía un manto de tisú celeste y plata, llegando incluso a llevar en algunos años el manto rojo bordado en oro.

El nacimiento de la Romería supuso la desaparición de los llamados “Carros de Torrijos”, si bien los primeros años acompañaban diversas hermandades de otras localidades. Desde los primeros años la afluencia de personas es masiva, no solo precedentes de nuestro pueblo sino de otras poblaciones de la comarca aljarafeña. A ella acuden a pié, en caballerías o jumentos y agrupados en carros enjaezados, esparciéndose después por los finca hasta el atardecer.

La Romería de Torrijos está declarada como “Fiesta de Interés Turístico de Andalucía”, además de estar catalogada por la propia Consejería de Turismo como la 4ª Romería en importancia de la comunidad autónoma por afluencia de romeros. Como dato curioso cabe destacar, que se trata de la única Romería del sur de España que está dedicada a la imagen de nuestro Señor Jesucristo.

 

HACIENDA DE TORRIJOS.

Antigua quinta o villa romana.

Posteriormente pasó a ser una Fortaleza mozárabe perteneciente a “Torija Tabaraid” (según las fuente consultadas la Hacienda era conocida como Torija Tabaraid o pertenecía a éste).

Tras la reconquista Alfonso X “El Sabio” cede, en 1.253, Torrijos a D. Nuño González de Lara “El Bueno”. (Caballero que había luchado junto a Fernando III “El Santo”, en la reconquista de Sevilla).

En 1.282 Dña. María Alonso Coronel llevaba de dote en su boda con D. Alonso Pérez de Guzmán, conocido como “Guzmán el Bueno”, la mitad de la Hacienda.

En 1.330 a la muerte de Dña. María Alonso Coronel hereda la Hacienda su sobrino D. Alonso Fernández Coronel que llegó a ser alguacil mayor de Sevilla.

En 1.350 esta mitad de la Hacienda la llevaba Dña. María Fernández Coronel como dote en su boda con D. Juan Alfonso de la Cerda Señor de Gibraleón, (nieto de Guzmán el Bueno). Dama, por otra parte, muy célebre en Sevilla por rechazar las solicitudes amorosas de D. Pedro I “El Justiciero”(también conocido como Pedro I “El Cruel”), bajo cuyo reinado se producen los hechos, y por fundar, tras quedar viuda, el todavía hoy activo Convento de Santa Inés de la capital hispalense.

En 1.383, por facultad de Juan I, se instituyó el mayorazgo de Torrijos sobre la otra mitad por parte del caballero 24 de Sevilla D. Alonso Fernández Marmolejo y su esposa Dña Juana de Orta. Los descendientes disfrutarán de la propiedad hasta bien entrado el siglo XVII.

En 1.446 se produce lo que Ortiz de Orta denomina segunda fundación del mayorazgo de Torrijos al unirse sus dos mitades, existiendo ya entonces el título de Señor de Torrijos.

En 1.679 se solicita el derecho de capilla para la Hacienda.

En 1.896 se renovó la capilla, siendo su dueño D. José Mª Diosdado y del Castillo, del cual descienden los actuales propietarios, los marqueses de Casamendaro y Angulo.
 

DESCRIPCIÓN DE LA HACIENDA DE TORRIJOS 

Un carril flanqueado por árboles conduce al caserío, que se asienta sobre una loma desde la que se divisan las tierras que forman la finca: los Matos, los Llanos, el Alamillo, la Sopa del Vino, la Cañada del Vino y el Catalán. No obstante, no fue éste su acceso original, ya que todavía se conserva, aunque en desuso, una avenida bordeada de eucaliptos el denominado camino "del Pozo" que sale de la portada, toma el sentido opuesto al del acceso actual y enlaza con la cañada de los Carboneros.

El conjunto se articula básicamente en torno a un amplio patio, en el que se disponen todas las dependencias, contando con un jardín trasero de considerable extensión, que en origen debió ser la huerta. Su estado de conservación es bueno a pesar de haber perdido su función originaria la mayoría de las dependencias. La fachada es, como todo el edificio, muy sencilla, contemplándose ante la misma diversos rulos y soleras de molino. En el ángulo izquierdo aparece una de las referidas torres, en este caso la de contrapeso del molino de viga, que se disponía a lo largo de la fachada. La portada presenta un arco escarzano y, por encima, el nombre de la explotación y un reloj de sol flanqueado por sendos azulejos de san José y de la Inmaculada. El patio es terrizo y en fachada se sitúa, además del molino, la vivienda de los caseros a la izquierda de la portada y, a la derecha, otra nave que fue granero. En la crujía de la izquierda se encuentra, junto a la nave de la viga y paralela a ella, la bodega de aceite así como la gañanía y la oficina. Tras estas dependencias hay una amplia nave para el aderezo de las aceitunas. Al fondo del patio se encuentran, además del acceso a un pequeño patio con una cuadra, los dos elementos más significativos de la hacienda, la capilla y el señorío, que merecen especial atención. 

La capilla de Torrijos es un importante foco de peregrinación al ser el santuario donde se venera la efigie de un Cristo atado a la columna de gran devoción en la zona. El oratorio cuenta con un pequeño acceso, tapizado por una interesante colección de exvotos dieciochescos y decimonónicos. De igual forma, diversos azulejos relatan la historia de este recinto, haciendo mención a su renovación en 1896 y a la visita que realizó el 28 de febrero de 1908 el entonces príncipe de Asturias, don Alfonso de Borbón y Battemberg. En su interior, su reducido espacio se jerarquiza claramente. El presbiterio, al que da acceso un arco triunfal en cuyas enjutas hay dos escudos de caballeros, está presidido por un retablo neoclásico, mientras por el resto de la capilla se reparten diversas tallas, pinturas y lámparas de diversas épocas.

El señorío, por su parte, se distribuye en torno a un patio cerrado y porticado. Compone una suntuosa residencia e doble altura, con llamativos arcos apuntados en la galería alta, escudo y torre mirador de claro carácter defensivo, vestigio quizás de la primitiva alquería. El interior del señorío está muy cuidado, mostrando una interesante decoración.
 

HORARIO DE VISITAS

Invierno
Tardes de 16:00 a 19:00 h.
Domingos y festivos: De 10:00 a 13:00 h.
Verano
Tardes de 18:00 h. a 21:00 h.
Domingos y festivos: De 9:30 h. a 13:00 h.

Mapa